domingo, 1 de junio de 2008

CAPÍTULO7: El palacio

Aquella noche la luna brillaba más que nunca. Dos jóvenes vestidas de gala bajaban con prisa las escaleras de la entrada principal de la escuela. Una limusina y tres chicos impacientes las esperaban en la calle.

-La rapidez no es lo vuestro, ¿verdad?-se mofó Dithar de las jóvenes.
-¡Cállate y dejános pasar!-exclamó Silvia mientras apartaba a los chicos y entraba en el coche seguida por su amiga Joana.
Los chicos las imitaron y una vez que los cinco estaban en la limusina ésta arrancó.

-¿Nerviosa Joana?-le preguntó Silvia en boz baja.
-Un poco-respondió la joven-. Por cierto, gracias por el vestido.
Joana no podía más con la emoción. Sólo llevaba dos semanas en aquel colegio y ya estaba invitada a una fiesta en el Palacio Real. La alegría salía por todos los poros de su piel.

Veinte minutos más tarde la limusina paró y tras ésta otros dos coches que la habían estado escoltando todo el trayecto. Los cinco jóvenes bajaron, Joana estaba impresionada por lo que estaba viendo. Una inmesa puerta se encontraba al final de una camino bordeado por rosas de todos los colores. La joven no podía creerlo, estaba en un sueño tan profundo que no se dio cuenta de que sus compañeros ya habían comenzado a avanzar hacia la puerta.

-Sólo es la puerta de atrás-la voz de Dithar en su oído la sobresaltó-.Venga vamos.
Dithar la cogió de la mano y la guió hasta la puerta mientras Joana seguía asombrándose a cada paso que daba.

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